Berthe de Courrière; la musa maldita



Busto de Berthe, obra de Clesinger
Es 1872, una joven provinciana acaba de aterrizar en la cosmopolita ciudad de París. Proviene de la fabril villa de Lille, donde había nacido el 1 de junio de 1852. Llegaba escapando del ambiente proletario propio de las últimas décadas de la revolución industrial, para penetrar en los altos círculos aristocráticos e intelectuales que pululaban en la capital.

Para asegurar su éxito, cambia su largo nombre de Caroline Louise Victoire por el de "Berthe", dándole, además, un toque distintivo a su apellido "Courrière", al ponerle  partícula de nobleza.

Persiguiendo sus objetivos, Berthe, decidió introducirse en el complicado mundo del galanteo como demi-mondaine. En este grupo social entraban aquellas bellas chicas que vivían de manera hedonista a expensas de un rico protector. Era, digamos, una forma elegante de prostitución. Las mal llamadas mantenidas. 

Georges Boulanger

Berthe era una chica peculiar, altísima, su figura colosal parecía una encarnación de la desaparecida Atenea de Fidias.  Las proporciones gigantescas junto con un rostro atractivo, lleno de sensualidad mezclado con misterio pronto se convirtieron en el foco de atención de hombres influyentes.


Su primer amante conocido de esta época fue un prometedor general quince años mayor, Georges Boulanger.  Hombre de origen bretón y de talante conservador, el cual se evadía de su infeliz matrimonio encadenando relaciones pasajeras. 

Se podría afirmar que Boulanger fue su pigmalión, de su mano entra en la sofisticada atmósfera de la élite parisina. Debido a su condición de cocotte, era mucho más fácil para ella empatizar con el grupo de intelectuales, de mentalidad más abierta. Por supuesto, su interés en una de las "modas" del momento la ayudó bastante a encajar en la sociedad. 

 Un par de décadas atrás había estallado el espiritismo, tras una serie de supuestos eventos paranormales que se manifestaron en una pequeña localidad neoyorquina. Este conjunto de creencias y practicas estaban siendo sistematizadas y popularizadas por el francés Allan Kardec, por lo que se estaba extendiendo como la pólvora en Europa y América, con lo que apenas existía una sala privada o pública que no lo introdujera en sus tertulias, o incluso lo practicara. Lejos estaba entonces de considerarlo una pseudociencia propia de iletrados y supersticiosos. Con lo que desde jefes de estado a científicos de renombre se mostraban expectantes ante fenómenos tales como el de las mesas parlantes. 

El interés de Berthe por el ocultismo se encontraba bastante latente por aquellos años. Su pensamiento era tan ecléctico como su comportamiento; se movía entre la irreverencia profana, sacrílega, y las muestras de un catolicismo bastante peculiar. Era una mujer rara, morbosa, amoral. Todo ello la hacía mucho más apetecible, personifica como nadie lo prohibido, el pecado. Ejercía en los demás un encanto parecido al que surte la luz sobre los insectos. Ese mismo tipo de atracción fatal.

Auguste Clesinger

La aventura tenía pronta fecha de caducidad, como todas las que se formaban bajo ese fatuo palio de la vida galante. Poco después de terminar, encuentra otro amante y benefactor en la figura del afamado escultor Jean-Baptiste "Auguste" Clésinger. 

Era un tipo atormentado por su pasado. Pasaba de los sesenta años, vivía separado de su esposa por mas de veinte. Esta esposa era nada menos que Solange, la hija de George Sand. De aquel tormentoso matrimonio habían nacido dos hijas, ambas llamadas Jeanne-Gabrielle, ambas ya muertas. El recuerdo de estas le perseguiría de por vida; era aún más punzante el sentimiento de culpa por la muerte de la segunda, de 6 años, producida por una escarlatina. Tanto George como Solange le acusaron de descuidar a la niña, descuido que la llevaría a la tumba.  

Berthe le devolvió a aquél anciano genio la alegría y la juventud perdidas, logró adormecer por instantes las feroces voces de las Erinias. Por su parte, el artista la compensa con lo que mejor sabe hacer, esculpir. Fascinado con la corpulencia de Berthe, decidió usar la voluptuosidad de la joven como modelo para una serie de esculturas. 

Las más importantes son estas dos donde aparece encarnando los valores republicanos:


Estatua de la República para la expo del 78


Busto de "Marianne" para el Senado francés

En el transcurso de esta relación, Berthe se cultivó mucho. Se dió cuenta de que tenía facilidad para la escritura, mantenía animados debates con el grupo de artistas con los que se reunía. Se había convertido en uno más, era la inspiración de muchos. Demostró que no solo era una mujer atrayente, también era lista, excéntrica, amenizaba las veladas con certeros comentarios sin desligarse de su particular visión de la realidad. 

Todo terminó cuando el 6 de enero de 1883, Auguste muere en su casa de Rue de la Chaise. El agradecido Clesinger nombró a Berthe de Courrière como su heredera universal. Desde ese momento sería la única poseedora del legado económico y artístico del gran escultor. 

Para el año de 1886 se encontraba instalada en un bonito piso en la  Rue de Varenne . En estos tres años sin Clesinger había mantenido algunas aventuras esporadicas, pero no lograba encontrar a nadie que la llenara de verdad. Hasta ahora había encontrado protección, afecto casi paternal, le habían abierto las puertas de la vida que ella quería. Pero aún le faltaba encontrar a la gran pasión de su vida


Remy de Gourmont
Había pensado publicar un estudio monográfico sobre la obra de su difunto amante, para lo cual contrató los servicios de un prominente escritor, se trata de Remy de Gourmont. Era un joven de veintiocho años perteneciente a la nobleza rural, vivo, soñador, algo inadaptado, buscador inagotable de la verdad frente a lo establecido. Era el arquetipo perfecto del ave de paso. Berthe lo escoge porque en ese mismo año acababa de publicar una novela curiosa, Merlette. También pesaba a su favor el que fuera un escritor centrado en la divulgación histórica y artística. Como ávida lectora, era conocedora de su incipiente carrera. Para terminar de rematar su currículum hay que añadir su puesto de encargado de La Biblioteca Nacional de Francia.

En las sucesivas entrevistas que mantienen se empieza a notar un clima único, comienzan a percibir que ambos conectan de una forma muy especial. Si no son almas gemelas, lo que sienten se asemeja bastante a lo que esas almas deben experimentar en sus encuentros.  Tan fuerte es su pasión, que al poco tiempo ya se encuentran compartiendo casa y vida. Se escriben cartas impregnadas de ardor, afecto y ternura. Creando entre ambos uno de los epistolarios más sublimes de su género. Una ventana que nos permite asomarnos a su complejo mundo compartido. 


Su interés en las ciencias ocultas ha dado un paso más, al parecer es por este periodo cuando frecuenta a curas "caídos". Adentrándose poco a poco en el mundo del satanismo. Durante un viaje a Bélgica fue apresada semi desnuda en la ciudad de Brujas, era el 8 de septiembre de 1890. Se la acusó de participar en misas negras junto al canónigo Louis Van Haecke, conocido exorcista. El incidente le valió la instancia en un centro psiquiátrico durante un mes, experiencia que quedaría reflejada en un panfleto titulado "Néron prince de la science", donde denuncia las prácticas del psicoanalista Jean-Martin Charcot. También era conocida su amistad con el ex abad Joseph-Antoine Boullan, acusado igualmente de culto al diablo. 

Este nuevo romance siguió manteniéndose a pesar de los escarceos que ambos pudieran tener, ademas le ofrece a Mademoiselle de Courrière un retorno a su carrera de modelo, pero esta vez no será para esculpir su cuerpo, ahora será su alma la que será tallada. 

Es esta faceta suya tan perturbadora, excitante a un mismo tiempo lo que le impulsa a Remy para inmortalizarla como Sixtine en la novela homónima;  así como también el personaje principal de Phantome está basado en su figura. El siniestro magnetismo de la musa embriaga a todo el círculo de amigos del escritor. Entre ellos se encuentra la escritora Rachilde, la cual dejó anotada la morbosa pasión que le incitaban los eclesiásticos, así como su costumbre de guardar hostias consagradas para alimentar a los perros vagabundos. Pero una mayor repercusión tuvo su encuentro con Joris-Karl Huysmans, el cual la inmortalizó bajo el nombre de Mme Hyacinthe Chantelouve en su novela Là-Bas

Rémy de Gourmont es uno de los fundadores del Mercure de France, periódico en el que Berthe colabora esporádicamente. En este medio, publicó el controvertido artículo "La chuchería patriótica" en abril de 1891. En el mismo, de Gourmont pone de relieve las similitudes culturales entre Francia y Alemania. El público, que aún tenía en la retina la guerra Franco-Prusiana (1870-1) no le perdono tal afrenta. Debido a las críticas fue purgado de la Biblioteca Nacional. Al cabo de dos añosRemy convino asociarse con un joven Alfred Jerry para fundar la revista ilustrada L'Ymaginer.
Berthe entonces tiene más de cuarenta años, siente una atracción muy fuerte por ese enfant terrible de Alfred. Por desgracia el sentimiento no es correspondido. Ella está en un momento crítico en su salud mental, se crea la ilusión de que el también bebe los vientos por ella.  Le acosa insaciablemente, lo que obliga al joven a romper toda relación con ellos, siguiendo Remy al frente de la publicación. 

 A comienzos de siglo la pareja se encuentra algo desgastada. El sufre graves problemas de salud como el lupus y la ataxia, mientras Berthe volvió a ser ingresada en un psiquiátrico de Bruselas en 1906. A pesar de las separaciones siguen manteniéndose unidos el uno al otro. Aunque hayan buscado el amor con otras personas, el vinculo afectivo seguía estando latente. Sabían como nadie que solo ellos podían comprenderse mutuamente. 


La Primera Guerra Mundial provocó bastante angustia en Remy. Debido al conflicto el Mercure tuvo que cerrar, parte de su vida era su amado periódico, vivía para el y para Berthe. Al paso de los meses se tornó en depresión. Un ataque cerebral acabó con su vida el 27 de  septiembre de 1915. En una época tan difícil la desconsolada Berthe no tuvo otro remedio que enterrarlo junto a su antiguo amante, Auguste Clésinger, en Père Lachaise. Al igual que aquel, Remy legó todos sus bienes a su querida Sixtine, la musa profana. Desafortunadamente, Mlle de Courrière no pudo disfrutar demasiado tiempo de la herencia, pues el 14 de junio del año siguiente falleció en su casa de París. Hacía trece días que había cumplido sesenta y cuatro años.

Fue sepultada en la misma tumba junto a sus dos amantes, tumba que aún hoy sigue muy viva. En la actualidad sirve de improvisado templo al diablo. 





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